RAMON DORIA BAJO. Información y verdad. Aprender a desconfiar
El Comentario
Séneca (4ac-65dc) le decía a Lucilio: “Es una postura deshonesta decir una cosa y sentir otra; ¡cuánto más deshonesta la de escribir una cosa y sentir otra!”.
El humano es mendaz por naturaleza porque, dado que su natural no es perfecto, ha de esconder sus imperfecciones, y de eso proviene toda mentira. Sólo unos pocos entre los mortales pueden permitirse el lujo de «la verdad».
La inmensa mayoría no accedemos a la verdad: 1º porque nuestro intelecto nos impide entrever la verdadera realidad por nosotros mismos y hemos de basarnos en lo que «otros» (para nosotros más sabios) dicen. ¡Eh ahí el problema!
Hasta hace poco las gentes desconocían el arte de la escritura, eso era cosa de linajudos que podían entretenerse en esas menudencias por no tener que atender a la implacable llamada diaria de la andorga vacía, y 2º porque a pesar de que alguno entre los incontables miembros de la humanidad pudiera ser capaz de entrever la verdad en su más espuria dureza, sus circunstancias (de sometimiento racial, social o económico) jamás le permitirían expresar semejante verdad de forma clara
Hace falta un –casi imposible– doblete de posibilidades: que se dé la capacidad de visión y que se dé, además, la suficiente libertad o ausencia de sometimiento o intereses como para poderla proclamar a los cuatro vientos.
En la actualidad donde hasta los más romos, como el que suscribe, sabemos utilizar un ordenador que nos corrige de forma automática las palabras indebidamente ortografiadas, nos dedicamos a escribir todo tipo de sandeces y patrañas, para pasto del ganado rumiante masticador de periódicos y revistas.
Ya pasó el tiempo en que unos cuantos desocupados se dedicaban a poner por escrito sus verdades para así contribuir al acervo cultural de la humanidad, ahora todo pichipata escribe y vende más, quien más se vende a la mentira. Ahora los poderosos, sabiendo lo narcotizantes que son las comunicaciones, pagan lo nunca visto por una mentira bien escrita, pues ello: al parecer sinónimo de verdadero, intoxica a cualquiera.
¡¡¡Sres. y Sras, niños y ancianos aprendan a desconfiar de lo que leen, oyen en la radio o ven en la TV. Casi, casi todo es mentira, quizás hasta este mismo escrito!!!
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