El sueño del Marqués del Duero

Ha sido noticia la muerte en Valencia de una persona por la ingesta de unas setas preparadas en un restaurante de renombre galardonado con una estrella Michelin, y en concreto se trataba de las setas conocidas como colmenillas, aunque a la fecha de redactar el artículo no estaban esclarecidas del todo las causas de la intoxicación, procediendo el dueño del establecimiento a  su cierre temporal mientras se esclarecen todas las dudas que hay al respecto. Mi cocimiento sobre ellas es doble, puesto que históricamente las hemos consumido dado su gran valor culinario, pero fue a raíz de estudiar con profundidad la presencia de setas en nuestro entorno cuando tomé contacto con ellas. De hecho aún conservo en el recuerdo con cariño dos salidas al campo dedicadas a su recolección: En la primera de ellas, la persona que me introdujo en el fascinante mundo de la micología, recibió un aviso de que se estaban recogiendo colmenillas en las laderas norte de Sierra Bermeja y me ofreció acompañarle, les puedo decir que el trayecto a pie tanto de ida como de vuelta, más de tres horas en total, fue bajo una lluvia constante y caladera, pero la satisfacción de poder contemplar y recoger tanta cantidad de este apreciado hongo mitigaba cualquier adversidad.

Años más tarde, durante otra salida efectuada por la Sierra de las Nieves, casualmente me topé y acompañé a dos seteros de Yunquera, que me contaron su experiencias con las colmenillas, me ratificaron que solamente aparecen en las primaveras lluviosas, y sobre todo en las laderas norte donde la humedad es mayor y se conserva más tiempo, además de confirmar su propensión a salir en los quemados, donde el humus está enriquecido en carbono, lo que determina su carácter piróxilo por facilitar el crecimiento del micelio.

Siempre se ha recomendado que antes de ingerir las colmenillas, se proceda a desecarlas primero y cocerlas después, tirando el agua empleada en su cocción, eliminándose  por volatilización la toxina que puede provocar intoxicación.

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