JESÚS MACKINTOSH. ADN
El Sueño del Marqués del Duero
Cuando algunos políticos refieren que tal o cual virtud está en el ADN de su partido, me asalta la duda de saber si entienden algo de genética puesto que dicha molécula solo está presente en los organismos vivos y más específicamente dentro del núcleo de sus células. Entiendo que los más ilustrados lo empleen en sentido figurado pero su reiteración puede inducir al error de considerar que la esencia de la vida puede ser traspasada a otros ámbitos que nada tienen que ver con ella.
La clave principal de la molécula del ADN radica en ser portadora del programa vital exclusivo de cada ser vivo –a excepción de los clones– ella misma guarda toda la información que determinará el diseño del mismo y su comportamiento. Y el programa ha ido incorporando todas las vicisitudes acontecidas durante la historia natural.
Me acuerdo de la conversación mantenida con un pescador local acerca de que los peces fueron antepasados nuestros, y le expliqué que su diente tenía la misma composición que las escamas de los peces –todavía recuerdo la cara de incredulidad que puso, acompañada de su aseveración de que los peces siempre han sido peces y nosotros humanos. Le decía que los primeros peces que habitaron el planeta hace casi 400 millones de años tenían su cuerpo rodeado de placas para evitar ser depredados por los artrópodos, y que de las placas que rodeaban su mandíbula surgieron unos primitivos dientes que le permitieron cazar y desprenderse de su armadura, transformada en las escamas actuales. En nuestro caso solo nos quedan los dientes como vestigios de la misma.
Cuando contemplo la Naturaleza en toda su magnitud llego a pensar que de alguna forma relativa, es la autora del programa que contiene el ADN, y que gracias a disponer de una escala temporal tan amplia, datada en millones de años, es imposible para el ser humano llegar a tener una idea cierta de cómo está configurado. La única razón personal que puedo constatar es que todo el conocimiento que tengo de la Naturaleza le ha dado sentido a mi vida y no pasa ningún día sin que disfrute del entorno natural que me rodea. Debe de estar en mi ADN…
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