PEDRÍN. Cargos extras
¡Ostras Pedrín!
En esta época de pre-crisis permanente en la que vivimos, donde el paro es la amenaza constante y la guerra económica entre chinos y americanos genera más tensión que una cita entre Piña y la Muñoz en First Date, que algo suponga un cargo extra, no solo se traduce en un roto al bolsillo, sino que, si es voluntario, se convierte en la mayor imprudencia, por no llamarlo estupidez, que uno puede adoptar
Definiendo cargo extra como el pago que hacemos de cualquier artículo, accesorio, capricho o aplicación que añadimos a lo estándar, a lo que viene de serie, tenemos que, en un hotel, pagamos por un refresco del minibar, el doble que si lo compramos en el bar (por no decir ya si lo compramos en un supermercado), en un concesionario de coches, cuatro veces más de lo que vale un GPS, y en cualquier tienda de telefonía, diez veces más por el móvil de la manzana mordida, que por cualquier otro con las mismas funciones. Esos, señores, son cargos extras. Es decir, encarecemos lo que tenemos por gusto, por el vecino, porque sí o porque somos algo más que gilis.
Y la cosa va de que en este maravilloso ayuntamiento que tenemos, con más de tres mil quinientos funcionarios cobrando su nómina a final de mes y los veintisiete trabajadores eventuales, es decir, los concejales, pasando remesa cada día treinta, unos con sus sueldos de más de tres mil quinientos y otros con su “sueldecillo”, como pedía el otrora teniente de alcalde, de más de dos mil quinientos, tenemos enchufados unos cargos de confianza que, teniendo puestos definidos, no sabemos muy bien lo que hacen, pero eso sí, con sueldo de casi concejal, que para eso están elegidos a dedo. Esto, señores, también son cargos extras. Y si de cargos extras estamos hablando, habrá que gestionar los personales y habrá que tener en cuenta también los que se devengan este mes de la feria de nuestro Santo Patrón, primera post Piña, adalid de las Ferias y Fiestas bien organizadas y creador del mejor recinto ferial que nunca haya visto sampedreño alguno (si notan ironía, allá ustedes).
Estando acostumbrados como hemos estado estos últimos cuatro años a anunciar grandes artistas, algunos fallidos, pero por fuerza mayor, por supuesto, que el sr. García y sus concejales, directores generales, asesores o cargos extras, llámenlos como quieran, no hayan dado pistas sobre los grupos que amenizarán las noches en el recinto ferial de Osuna, la inmobiliaria, que no la ciudad sevillana, ha extrañado un poco y preocupado aún más a alguno que otro, sobre todo viendo que se acercaba la fecha y que lo único que teníamos era parcela.
De lo que nos depare esta feria, hoy por hoy, solo sabemos que los niños tendrán asegurada su diversión con el ratón vacilón, y que la “high society” sampedreña, los mandamases del pueblo, los del taco en el bolsillo, volverán a tener su caseta, privada, por supuesto, donde los tiesos no podamos molestarlos cuando ellos se midan a ver quién tiene más larga la corbata, vaya a ser que le pidan algún favor los que no se los podamos devolver. Será gracioso verlos allí, tan juntitos y tan sonrientes, pensando vete tú a saber el qué del que tienen enfrente, que tendrá dinero, vale, pero no tanto como yo… O no entendiendo cómo está fulanito otro año más, si tiene más deudas que el banco de España… En fin, Dios los cría y ellos se juntan.
Y mientras tanto, el ex teniente, en la caseta de OSP (habrá que ver si con uno o dos módulos este año), cortando jamón, contando batallitas de cuando él era el supremo y diciendo a quien quiera escucharle, que allí, en su recinto ferial y alrededores, un par de hotelitos no vendría nada mal, que ya está bien de ser ciudad dormitorio…. A buenas horas, mangas verdes.