PEDRÍN. Año Nuevo
¡Ostras Pedrín!
Tiene este año una cosita que no sé yo que será pero que me da a mí buena espina. Bien es cierto que soy optimista de naturaleza, hasta el punto de que pensaba que nuestro flamante anterior teniente de alcalde, es decir, oh todopoderoso Sr. Piña, cambiaría en algún momento y empezaría a hacer las cosas bien o incluso hasta que tendríamos este año por fin ambulatorio nuevo, iluso de mí, pero la verdad es que hay algo en el ambiente que me da buen rollito.
No sé si será nuestro nuevo teniente de alcalde con su carita de no haber roto un plato nunca, cual monaguillo o nuestra concejala de políticas sociales, tan guapa ella y con carita de no haber hecho nada de nada nunca, cual política de moda, o puede que sea nuestro delegado de deportes, con cara de haber hecho muchas cosas, pero en otro sitio, cual… mejor no digo lo que estoy pensando. No sé exactamente qué es, pero algo trae este año seguro.
Puede que sea la fantástica iluminación navideña que hemos tenido, o las farolas apagadas de medio pueblo, o puede que haya sido el ambientazo a todas horas por la calle de enmedio que daba gusto pasear por ella con tu familia, o tal vez el montón de ofertas navideñas por todo el pueblo o el concierto de Navidad que ha dado nuestra banda municipal. No sé muy bien qué, pero algo es.
O será el comienzo de la nueva década, o el montón de cargos de confianza que seguimos teniendo en la Tenencia, o será que el PP también está por fin en la Junta de Andalucía para seguir haciendo lo mismo que el PSOE, o que mis nietas tienen que ir a la carpa de la feria a estudiar danza, o que el hijo de mi vecino tiene que ir al instituto a Marbella. Tal vez sea la maravillosa biblioteca que tenemos en nuestro pueblo, o lo bien preparados para las visitas que están nuestros restos arqueológicos, o que todos los espacios culturales llevan todas las fiestas cerrados. Puede que sea la limpieza de las calles camino del paseo marítimo o las fuentes que no echan agua pero que son preciosas, o la nueva entrada a la Iglesia de mi pueblo, o el laberinto en que se ha convertido San Pedro para salir de él con el coche. No sé a ciencia cierta qué pasa, pero algo hay que me dice que este año va a ser estupendo.
Y si no fuera así, no tendría que tener yo esta alegría en el cuerpo y en el ánimo. Si no estuviera yo seguro de que algo bueno pasará este año, este 2020, comienzo de una década que esperemos sea como el grupo, es decir, prodigiosa, no tendría yo porqué tener esta sonrisilla tontita que llevo permanentemente en mi cara, incluso cuando voy paseando por la calle Pizarro, sí, paseando por la calle Pizarro, voy sonriendo y no horrorizándome, o cuando estoy esperando mi turno en el ambulatorio atestado de abuelos como yo y estoy viendo la obra de al lado parada, sigo con esa cara de satisfecho, ya saben ustedes la que les digo, como cuando estás harto de jamón del bueno, incluso cuando he ido a la Tenencia esta mañana y los funcionarios de turno me han ignorado y me han hecho esperar más de cuarenta minutos para darme un papelito, habiendo sólo dos personas esperando, incluso entonces, he pensado: “no pasa nada Pedro, será que ellos no saben que este año va a ser un gran año, y por eso están así de aburridos y amargados, no te preocupes…” y seguía con mi cara de felicidad. Tiene que ser que va a pasar algo muy gordo y muy bueno.
O es eso, o es que me he vuelto demente senil, por no decir una palabrota, y estoy viviendo en un mundo donde da igual quien gobierne, PP, OSP, PSOE o periquito de los palotes, porque a ellos no les interesa nada más que mirarse el ombligo y amarrarse una buena nómina al final de mes para él y para sus colegas, y a los demás, que les den. A lo mejor va a ser eso.