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El templo de la sabiduría en San Pedro está en el Instituto Shaolín de Pedro Estévez

Es el segundo club más antiguo tras Ama Dablam, con 34 años de vida

El Instituto Shaolín cuenta con un impresionante palmarés, ya que han conseguido 263 medallas de oro, 245 de plata y 202 de bronce a lo largo de estos años. Y es el segundo club más antiguo de San Pedro, tras Ama Dablam, con 34 años de vida.

Sus alumnos han conquistado el Campeonato de Andalucía 65 veces, el de España 49 veces y en tres ocasiones el del Mundo. Esta es la historia de un club, la Escuela Shaolín de San Pedro, uno de los más prestigiosos de España, que dirige con mano firme y calmada Pedro Estévez.

Todo comenzó hace más de 40 años cuando era un chaval hijo de emigrados españoles que vivían en Suiza. Allí pasó por diversos clubes de kárate y judo antes de conocer a un maestro shaolin con el que empezó a descubrir esta disciplina que aglutina lo mejor de todas las artes marciales. Pedro descubrió un mundo nuevo de respeto, disciplina, meditación y búsqueda de la felicidad a través de un entrenamiento físico y espiritual.

Instituto Shaolín en San Pedro

Con los años se trasladó a vivir a San Pedro donde eligió montar el Instituto Shaolín, por la que han pasado hasta hoy más de 3.000 alumnos. En todo este tiempo el sifu (maestro) Estévez ha hecho incesantes viajes al monasterio Shaolín, ha sido una de las seis primeras personas extranjeras en ser admitida en este templo supremo de las artes marciales, para formarse hasta conseguir el grado 7º Dan.

“La gente viene a la escuela buscando hacer deporte, aprender defensa personal o buscando enriquecerse como persona. Y son estas últimas las que consiguen evolucionar y triunfar en el shaolín”, explica Estévez. Su objetivo es formar a personas más equilibradas y lograr que sean más felices, “enseñamos a evitar conflictos, a lograr un equilibrio con la meditación y el conocimiento de uno mismo, el shaolín es una filosofía de vida que puede aplicarse en el día a día de cualquier personas”, señala el sifu.

Por eso, aunque esta disciplina enseña el manejo de hasta 18 armas blancas cortas y largas, a usar la piernas, las manos y todo el cuerpo. Básicamente un monje shaolín extrae su fuerza de la concentración, la meditación y el chikung (el arte de desarrollar la energía interior). Lo que hace posible que Estévez rompa siete bloques de cemento sintético, con una resistencia de 180 kg cada uno, con un golpe de mano, como hizo ante el estupefacto auditorio del Bulevar en el pasado Reconocimiento del Deporte del mes pasado.

 

El monasterio Shaolín, epicentro mundial de las artes marciales en China

El monasterio Shaolín es el templo mundial de las artes marciales en China desde hace 1.500 años. En esa época los monjes aprendieron a defenderse de las agresiones en un periodo turbulento de la historia de China. Ojo, a defenderse, porque la disciplina Shaolín preconiza la no violencia. Lo que no ha impedido que una de las hazañas más famosas de los monjes shaolín fuera cuando, en la Edad Media, unos soldados rebeldes secuestraron a un príncipe y 13 monjes acudieron al castillo de los forajidos a liberarlo. Lo consiguieron tras derrotar con sus garrotes a los 800 soldados, sin que ninguno de los monjes fuera siquiera herido.

Actualmente en la ciudad donde se ubica el monasterio Shaolín, Dengfeng, entrenan 350.000 alumnos que se forman en las 80 escuelas que imparten esta disciplina de artes marciales.

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