Opinión

Llamada de responsabilidad… a los políticos

Por Manuel Fernández Valdivia

Desde hace meses, llevamos oyendo a los políticos peticiones de responsabilidad colectiva con el fin de acabar, de una vez por todas, con este virus que tantas vidas nos está arrebatando. Y no es para menos. Aunque individualmente estemos llevando a término medianamente bien las recomendaciones dictadas por las autoridades sanitarias, cierto es que, en cuanto nos tornamos en turba fraternal, olvidamos hasta el nombre de nuestros padres y, como si del convite de boda se tratara, nos ponemos la mascarilla de sombrero o corbata, abrazando al primero que se cruce, farola incluida.

Nos hemos sonrojado con las imágenes de centros comerciales, conciertos, discotecas o fiestas privadas en las que no se ha respetado la distancia de seguridad y el uso de mascarillas. Hemos sido, como colectivo, irresponsables, egoístas e inconscientes. Ahora, lo estamos pagando todos, justos y pecadores. Pero no nos quedemos mirando el dedo y dejando a la preciosa luna arrinconada. Tenemos que dar un pequeño paso para resolver la ecuación, permitiéndonos conocer el motivo por el que estamos haciendo todo esto tan rematadamente mal. Por ello, aunque no me guste un Estado paternalista en lo individual, debemos reconocer lo anterior: que como colectivo, somos un auténtico desastre. Nos dan la mano y cogemos hasta la cartera del que se preste.

¿Imaginan qué pudo haber pasado durante la primera oleada si nos hubiesen permitido viajar por todo el mundo, ir de cenas de empresa o familiares, a discotecas sin control o botellones en la calle? ¡Vaya! Ahora que caigo, es precisamente lo que, quizás por desconocimiento, nos dejaron hacer durante los meses de diciembre y enero de 2020. Así que, 12 meses después, conscientes de cómo se transmite el virus ¿por qué nos abren la posibilidad de hacer exactamente lo mismo? Los políticos, me da igual su color, se lanzaron a eso de “salvar” el verano, la Navidad y casi que sacan la misma banderita con las rebajas. Nos plantearon el falso dilema de salud o economía.

Muchos negocios se agarraron a lo de salvar la economía porque, total, somos casi 7.500 millones de almas en el mundo ¿Quién va a notar 2 millones menos? Quizás los padres, madres, hermanos, hijos… que han perdido a alguien de su familia en estos terribles meses que llevamos soportados a las espaldas. Como decían en un vídeo que se hizo viral ¿a quién de tu familia sacrificarías por la economía?

Y desde el comienzo de esta pesadilla, quienes nos han ido pidiendo periódicamente responsabilidad, son los que, sabiendo el número de muertos que nos iba a costar el esfuerzo, fueron abriendo la mano y repitiendo el mantra de la economía para mantener el consumo. Y si los asalariados, los autónomos, las pequeñas empresas y comercios están bajo mínimos o al borde del cierre ¿qué economía estamos salvando? Quizás ¿la de los 11.500 nuevos ricos nacidos durante 2019? ¿La de los 15 personajes más ricos del mundo de 2020? ¿O estamos salvando a las 10 primeras fortunas del país que, durante este año pasado, siguieron aumentando sus cuentas corrientes y negocios?

Así que, señoras y señores … responsabilidad, a cambio de nuestros seres queridos, fallecidos a causa del COVID-19 ¿Qué economía estamos salvando? También a ustedes, un poco de responsabilidad, sí que no les vendría nada mal.

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