PEDRÍN. Palabras y viento
¡OSTRAS PEDRÍN!
Cuando hace tres años perdió un concejal nuestro admiradísimo teniente de alcalde, ni él mismo creía lo relevante que iba a resultar para esta legislatura. El destino quiso que la carambola de las urnas le diera la llave de una alcaldía muy codiciada por los partidos políticos de siempre y, por lo tanto, una moneda muy cara de cambiar. Dos simples concejales otorgaron a un partido político sin experiencia una oportunidad única de trabajar por una pedanía que merece hace mucho ser pueblo, y a unos políticos con más corazón que cabeza un poder que ya lo quisiera para él el bajito de Juego de Tronos.
Como si de la famosa serie se tratara, el señor Piña cogió las riendas del poder y movió hilos para izquierda y derecha y puso y dispuso alcaldes donde quiso y cuando quiso. Y todo ello, quiero pensar, con más corazón que cabeza. Y después de todo, y gracias a esos dos concejales, el mago Piña se hizo con su tan codiciado como inesperado trono, y pasó de ser un opositor más ladrador que mordedor a un gobernante con unas palabras más idealistas que sinceras y cuatro años por delante para intentar convencer y convencerse que lo que decía por su boquita bonita era lo más adecuado para San Pedro.
Y, cual superlópez, abandonado por su presidente de partido emigrado a la gran ciudad y sólo ante el peligro, nuestro teniente de alcalde se rodea de un gran equipo de confianza, pero grande grande, y afronta el reto, una vez más, con más corazón que cabeza, pero esta vez acompañado de palabras bonitas. Que si cambio necesario, que si negociación de la deuda, que si la Junta a favor en vez de en contra, que si trabajar para el pueblo y no ajeno a él… Un montón de palabras que, como dice el refrán, se las ha llevado el viento.
Apoltronado en la casa de San Luis, y tras haber derrocado al partido de la izquierda en el consistorio vecino, el señor Piña se ha aliado con los mismos de los que anteriormente dijo que trabajaban para intereses propios y que tomaban decisiones sin tener en cuenta el bienestar de los vecinos, y por supuesto, se ha mimetizado con ellos hasta convertirse en el fiel reflejo de un gobierno de derechas en el propio San Pedro Alcántara.
Las decisiones a partir de ahora se toman desde un despacho de la tenencia de alcaldía (despacho por cierto que cierra los lunes, que trabajar cinco días a la semana de ocho a tres es de proletarios) y sin contar con nadie. Las inversiones se harán donde crea su excelentísima persona y equipo de confianza, que para eso han tenido que mover cielo y tierra, y alcaldes claro, para tener control absoluto de la situación. Y las críticas no sólo no serán asumidas, sino que no se permitirán. Y al que no le guste, que no mire, o que se vaya a Estepona.
Queda claro que nuestro maravilloso pueblo tiene, como todo el mundo dice, su propia idiosincrasia, y que aquí han nacido la Asociación pro Independencia de San Pedro (ISP), San Pedro Unido (SPU), San Pedro 102 y Opción Sampedreña (OSP), todos partidos que prometían velar por los intereses de nuestro pueblo, surgiendo unos de otros y naciendo los nuevos cuando a los líderes de turno no les hacían caso. Que no se hacen las cosas como digo, fundo otro partido y punto. Y de aquellos barros, estos lodos. Si no haces las cosas como digo o me interesa, alcaldesa nueva y punto. Y todo lo que dije para llegar aquí, ya se olvidará o se lo llevará el viento.
A todos los señores políticos que cambian su discurso con el paso del tiempo y por intereses particulares, que se rodean de cargos de confianza e inflan la plantilla municipal para conseguir votos y que no cuentan con la opinión de los vecinos para el desarrollo de su pueblo, me gustaría pedirles una cosa: cojan sus palabras y váyanse a tomar viento.
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