PEDRÍN. Objetivo
¡Ostras Pedrín!
Sin olvidar que el castellano es una lengua con un extenso vocabulario, lo que más me fascina de él es la cantidad de acepciones que suele otorgarle a la mayoría de las palabras. Por ejemplo, objetivo puede definirse tanto como finalidad o meta a conseguir, como lente de un sistema fotográfico o como algo que se basa en los hechos y la lógica y no en los criterios y la percepción propia de las personas.
Objetivo es, pues, la finalización de las obras de la Plaza de la Iglesia, tanto como una finalidad o meta a conseguir, es decir, tenemos el objetivo de terminar la obra, como algo basado en los hechos y la lógica: la obra de la plaza está terminando. Pues bien, nuestro amado y admirado teniente de alcalde D. Rafael Piña da una vuelta más de tuerca y anuncia ahora, a bombo y platillo, en primicia y con cierto tufillo electoralista, que una vez conseguido el primer objetivo, que no era otro que arreglar las filtraciones del parking existente bajo la propia plaza con la consiguiente transformación total de la superficie, y como objetivamente la obra de la plaza está terminando, se comenzará a actuar en los aledaños y proximidades de la misma, para, dice, realizar mejoras en todo el entorno. Es decir, el hecho objetivo es que continúan las obras (los amigos que nos visitan desde la capital de España lo llaman el Gallardón costasoleño) y el objetivo es lo que no queda claro, porque no se sabe con exactitud si lo hace por el bien de los comerciantes y el pueblo en general, o para tocar los bajos del personal viendo lo que le queda en el convento. Y por bajos ya saben ustedes a lo que me refiero.
Por otro lado, objetivo, como algo basado en los hechos, es también que la prueba del World Padel Tour recientemente finalizada, se llamaba Cervezas Victoria Marbella Master 2019, que se celebró, aunque le pesara a alguno, en el Pabellón Elena Benítez, y que en todos los medios de comunicación (El País, El Mundo, Marca, As, Cuatro, TDP, Gol TV, etc) han hablado de la prueba realizada en Marbella y no en nuestro pueblo. Por lo tanto, el objetivo como finalidad o meta a conseguir de que el nombre de San Pedro Alcántara tuviera repercusión a nivel internacional NO se ha conseguido. Aunque si de algo ha servido esta prueba, ha sido para dejar bien claro de qué pie cojea cada uno, y que hay quien prefiere gastar un puñado de miles de euros de todos los sampedreños en sustituir carteles a que salga el nombre de una ciudadana olímpica y campeona del mundo que ha decidido unirse a otro partido político.
Pues bien, no somos más malos ni negativos los que criticamos la falta de gusto de nuestro maravilloso teniente de alcalde y su muy bien remunerado equipo de confianza en cuanto a colores de pérgolas, fuentes y luces de farolas se refiere, que en otros gustos no estamos con derecho a criticar, ni son más buenos y positivos los que aplauden el resultado final, pero sabiendo que hace ya tiempo que se han otorgado el derecho de expedir carnets de buenos sampedreños a todos aquellos a los que ellos consideraran oportunos, que suele coincidir con aquellos que no critican su gestión y que se dedican a dar palmas y a alabar cualquier decisión que surja de cabezas de tan privilegiadas personas, me temo que a este paso, dentro de poco, van a haber muy pocos sampedreños de buena fe. Allá ellos.
Ojalá hubieran aprendido algo de la fuerza y la voluntad de D. Manuel López (DEP), un hombre que siempre tuvo por bandera a San Pedro Alcántara, que luchó por la independencia económica y política de nuestro pueblo y que se enfrentó a todos, Piña incluido, por crear un pueblo con unos valores y una identidad propia. Ojalá hubieran aprendido que se trabaja por y para el pueblo, no por encima de él.
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