El adicto tiene que reconocer que está sufriendo una enfermedad
Los expertos del Centro MonteAlminara coinciden en que los usuarios van impulsados por un agente externo
La experiencia del Centro de Tratamiento de Adicciones MonteAlminara es ya dilatada, y le ha permitido diseñar un patrón de conducta entre sus usuarios y pacientes. Lo primero es reconocer el problema en forma de enfermedad. La adicción es una enfermedad crónica y recurrente del cerebro, y busca el alivio a través del consumo o uso de sustancias u otras conductas. La persona adicta desarrolla entonces una actitud de descontrol ante esta enfermedad, siente continuamente el deseo de consumo; no mide la magnitud de los problemas y consecuencias de dicho consumo y dejando también de lado las relaciones interpersonales. No le da a éstas el valor necesario y entra en una espiral constante de dejadez y hastío que llega a situaciones de respuesta emocional disfuncional y relativismo absoluto.
«La mayoría no ingresan voluntariamente pero sí con la intención de reconducir; ayudados por su familia o impulsados por un agente externo, como problemas familiares, con la Justicia…», comenta Nuria García, directora del Centro MonteAlminara. Lo importante es que ven en estas dinámicas, rutinas, profesionales y hábitos de vida, el camino para volver a la senda de una vida normalizada, alejada de las adicciones y que le permita recuperar todo aquello que dejaron por el camino. MonteAlminara prima ante todo el trato cercano, de conocimiento profundo de los problemas que le han arrastrado a esa espiral anteriormente mencionada. «La idea es que ellos comprendan que han de cambiar por su propio bien y el de los que están a su alrededor. El empujón que les da su familia, luego nosotros lo recibimos con fuerza y entusiasmo para confirmar en el paciente esa visión de ‘Querer Cambiar‘», comentó Juan José Soriano, educador social y coordinador terapéutico del centro.
Trabajo integral y multidisciplinar contra las adicciones
Hablando con los responsables de Centro MonteAlminara, sin ser experto; ni haber sufrido los efectos de una adicción, de una enfermedad, al que escribe la de la sensación que su mayor arma, más allá de los recursos y las terapias, es el trato humano. Tanto la dirección, como la coordinación terapéutica insisten en la importancia del trabajo de conexión que necesitan estas personas con su propio interior. Y eso se consigue con un trato delicado, cercano, de comprensión; que también lo hace enriquecedor, además de eficaz.
«El grado de satisfacción es enorme, no sólo por las estadísticas, sino por las sensaciones. Tenemos un 87% de éxito, y no llegamos al 20 de recaídas, no existe el 100% de éxito en este campo; pero somos conscientes de ello y trabajamos con la misma fuerza», comenta la directora Nuria García. «Además de contar con un equipo multidisciplinar (médicos, enfermeros, educadores sociales, trabajadores sociales, monitores deportivos), que te ayuda a tener muchas visiones del trabajo que se está realizando, y la evolución que se está produciendo; ese trato cercano con el usuario es de lo más enriquecedor», apuntó Juan José Soriano en este sentido.
Una vez analizada la situación y confirmada la conexión con ese usuario que necesita ayuda para superar su adicción, su enfermedad; entran en juego las terapias que devolverán las riendas de la vida a cada uno de estos usuarios que quieren librarse de las adicciones y sus efectos.
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