Opinión

Normalidad

Por Pedrín

Ha sido tan sorprendente el golpe que se le ha dado a la Humanidad que todavía nos estamos preguntando de dónde ha venido y cuánto nos va a durar todo esto del coronavirus.

Si nos cuentan que en una película un virus supercontagioso iba a poner en jaque a todo el globo terrestre hubiéramos dicho que eso es una exageración y que no hubiera sido posible en el mundo actual, con los avances científicos de los que disponemos. Pues en toda la cara y sin disimulos. El guantazo ha sido tal que no sabemos muy bien las consecuencias que va a tener en un futuro a corto y, mucho menos, a largo plazo.

Y si sorprendente ha sido todo esto a nivel mundial, poco podemos decir del nivel nacional, autonómico o municipal. Está claro que a base de golpes se aprende, pero hay golpes que, por mucho que lo intentes, no se ven venir.

Es cierto que la política nuevamente ha sido protagonista en estos tiempos, donde si el bien para todos parecía lo primordial en un principio, lo partidista se ha impuesto a lo social, y cada uno ha empezado a tirar para su casa. Podemos decir que, para los políticos, visto lo visto y ya que va a caer una gorda, pues me lío la manta a la cabeza y voy a lo mío, que puede que en un futuro me rente más. Y es que ha sido tan gorda la que se ha liado que se justificaba muy fácilmente la manida frase de los representantes públicos de yo no he sido y es lo que dicen desde más arriba.

Pues bien, en este nuestro maravilloso pueblo, un municipio que vive casi al cien por cien del turismo y de las segundas residencias estivales, el confinamiento ha sido tan traumático para todos que muchos no van a levantar cabeza en un buen tiempo, y donde las políticas municipales han sido protagonistas por su ausencia.

No ha sido justo, por ejemplo, que no hayamos tenido en San Pedro Alcántara un ambulatorio en condiciones, donde la atención primaria, tan importante en esta enfermedad, haya tenido que ser telefónica, y donde todavía, hoy en día, haya que hacer colas interminables en la calle a más de treinta y cinco grados a la sombra, mientras que la obra del futuro ambulatorio está muerta de risa cien metros más arriba. Y no vale decir que la culpa es de la Junta, porque llevan ya bastante tiempo siendo del mismo color que los gobernantes del Ayuntamiento. No vale tampoco justificarse llenando los balcones de carteles amarillos fluorescente, la política municipal es mucho más que eso. No es justo, tampoco, que tengamos que estar con mascarillas con o sin distanciamiento social a cuarenta grados y que, en las terrazas de los bares, a la cual tienen derecho ahora mismo todos y cada uno de ellos, con música incluida, las medidas sean cero o ninguna. No es justo que el Ayuntamiento haya mermado la atención al público y, por ende, el servicio al ciudadano porque los trabajadores no disponen de espacios con las medidas de seguridad adecuadas para hacer su trabajo, al igual que no es justo que nuestros representantes políticos hayan seguido cobrando el cien por cien de sus elevadas nóminas habiendo estado confinados en casa. No es justo que nos hayan prometido la construcción del nuevo instituto y todavía no se haya solucionado lo del ambulatorio a medio terminar. No es justo que se formen las colas que se forman en la entrega de las provisiones que reparten el banco de alimentos y que las ayudas sociales se les otorgue a gente que conduce un coche del mismo valor que algunos pisos. No es justo que se autorice la instalación de una noria en el bulevar y que el pueblo siga sin una parada de autobuses en condiciones, y que el intento que hubo de una, seis años después, siga cerrada.

Y no es justo, sobre todo, que siga apareciendo el señor Piña en los medios de comunicación, con lo coherente que se ha vuelto, parece, el señor Osorio.

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