Opinión

JESÚS MACKINTOSH. Amanitas

El sueño del Marqués del Duero

Jesús-Macintosh. Amanitas.gifLa noticia alertaba hace algunos meses de la presencia de numerosos arribazones de algas en las costas gaditanas cercanas al Estrecho de Gibraltar, llamó mucho la atención por los daños que causaba: molestaba tanto por impedir el baño en sus playas como por desprender un fuerte olor cuando se iban descomponiendo.  Aunque  los mayores efectos ecológicos se estaban produciendo en los fondos marinos, donde esta alga al reproducirse vertiginosamente, alteraba el ecosistema por desplazar y sustituir a las poblaciones de algas naturales de dichos fondos, destruyendo toda la vida marina asociada a ellas.

El mes de octubre del año pasado fue generoso en precipitaciones, aunque estas tuvieron lugar de manera violenta, recogiéndose mucha cantidad de lluvia en poco tiempo.  Al ser la temperatura ambiental muy templada, se dieron las condiciones para que aparecieran en distintas zonas ajardinadas de San Pedro numerosas setas de color blanco. Son fácilmente reconocibles por pertenecer al género Amanita, que se caracterizan por su belleza y espectacularidad, su tamaño, forma y color hacen que tengan un porte bien proporcionado; presentan en el pie cerca del sombrero un anillo y en algunas ocasiones una volva en su base. Este género formada por más de 600 especies, incluye la especie más peligrosa de todas la setas, la Amanita phaloides, y también se encuentra en él la seta considerada como la más exquisita, la Amanita caesarea.

Los ejemplares que se pudieron contemplar en nuestros jardines son de muy dudosa contestibilidad por su color blanco, puesto que la diferencia en el aspecto entre las amanitas blancas comestibles y las tóxicas e incluso mortales son mínimas, solamente reconocibles por un micólogo experto en ellas. De hecho estuve investigando dichas similitudes y llegué a la conclusión de que no tenía suficiente elementos de juicio científico para determinar  a cuál pertenecían.

La seta, propiamente dicha, es una estructura que forma parte de un ser más complejo, un hongo, que vive enterrado en la primera capa del subsuelo y tiene forma de redecilla normalmente de color blanco. Una vez que desarrolla su función, la seta se marchita y descompone, no así el hongo que permanece año tras año en el mismo sitio. Por lo cual, las probabilidades de que vuelvan a aparecer amanitas blancas otro otoño lluvioso son muy altas. Y si así sucediera, ruego encarecidamente que nadie las recoja.  Y si observaran que alguien lo hace, póngale al corriente del riesgo que están contrayendo.

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